http://www.euroxpress.es/index.php/noticias/2015/3/12/el-clima-ficcion-llega-a-las-clases-de-literatura/
Clima ficción o cli-fi (climate fiction) es un género literario de ciencia ficción que básicamente plantea en la trama algún problema relacionado con el cambio climático y su apocalítica amenaza bien para mostrar los terribles efectos, bien para proponer soluciones. De un tiempo a esta parte, el cli-fi se ha ido extendiendo por todo el mundo y ahora parece entrar con fuerza en la enseñanza, no sólo universitaria, en la que se le dedican cursos y conferencias, sino en la educación obligatoria como forma de concienciar al alumnado, aprender cuestiones geográficas y físicas así como características lingüísticas y literarias de una buena obra de ficción convincente y entretenida.
El género de castástrofes que tan de moda estuvo en ocasiones durante el siglo pasado en el cine por poder mostrar esas terribles premoniciones de desastres futuros, ha desembarcado igualmente en la literatura aunque es en los años 60 cuando se sitúa su comienzo.
Efectivamente, vemos cómo los géneros -o subgéneros- que son producto de nuestro tiempo sirven igualmente para la educación de nuestro tiempo en este caso convirtiendo una obra literaria en un auténtico proyecto de aprendizaje al relacionar varios contenidos en un contexto concreto de educación de las competencias clave integrando aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales y de valores. La enseñanza de la educación literaria y científica, el aprendizaje por problemas o proyectos y la importancia de la competencia en comunicación lingüística parecen haber encontrado un género más que apropiado para todo ello. Por encima de que cualquier género pudiera servir, en este caso, la motivación de su popularidad parece jugar a favor de su éxito. La necesidad de estar bien informado tanto sobre el cambio climático como sobre otras cuestiones científicas y a la vez conocer las convenciones y resortes del género a través de la lectura de obras ya conocidas; incluso la posibilidad de aplicarlo al entorno cercano ambientando la historia en el propio pueblo, ciudad o región y hacerlo de forma imaginativa y verosímil supone un reto asumible y previsiblemente rico como escenario de aprendizaje.
Recuerdo ahora precisamente cómo Pétit en su libros sobre la lectura y los jóvenes citaba el caso de un aficionado a la ciencia que llegó a amarla precisamente a partir de la ciencia ficción y que vio con horror que en un museo científico se quitaran los libros de ficción pro considerarlos contrarios al aprendizaje científico. La ficción rigurosamente sostenida puede ser una construcción imaginaria pero a partir de la realidad. De hecho, quienes hemos trabajado la enseñanza de cuestiones de construcción de relatos observamos constantemente dos grandes errores: la falta de verosimilitud por no documentarse previamente y la pérdida de la noción de espacios y escenarios, tan importantes en la narración. Este género pudiera obligar de forma intuitiva a resolver estos problemas haciendo que el alumnado se vuelque en el proceso de información previa -que a veces pretende saltar- y centre la historia en un lugar que pueda realmente verse, olerse, sentirse... que suele faltar a menudo en sus redacciones narrativas. Puede que este sea un camino. Veremos los resultados en poco tiempo.