A veces pienso que la lengua oral es una redundancia y más ahora que Gabriela Moral Torralbo, asesora del Centro del Profesorado de Cuevas-Olula, me pidiera que hablara sobre las relaciones entre la lectura, la lengua oral y la escritura, en unas jornadas cuya invitación agradezco enormemente.
Era un tema que traté hace más de diez años en otro curso y que creo que continúa estancado en ese prejuicioso criterio didáctico elevado a realidad insoslayable por la cual una cosa es la lectura, otra la escritura, otra muy distinta el habla y no digamos la escucha. Con ser usos que pudieran resultar diversos, la realidad se va imponiendo y haciéndolos cada vez más parecidos y recordando que tal vez olvidemos que más diferentes son la lengua formal y la informal que la escrita y la hablada porque en ocasiones no se parece nada a sí misma (escrita con escrita, ni hablada con hablada). Lo peor de esta dicotomía no es que se confunda la realidad, que ya es lo suyo, es que se confunda a los aprendices y además de que se les prive de la enseñanza de la lengua oral, especialmente de la escucha, se la presenten como cosas que no tienen nada que ver la una con la otra y se pase de una a otra como de paseo sin intentar sacarle todo el jugo a unas relaciones que son causales como evidencia el hecho de que la lengua oral continúa siendo en todas las investigaciones el mejor predictor de la lectura, algo que creo que además no caduca nunca. Acostumbrados tanto a ponerlas por separado, hemos olvidado la lengua oral, reducida a un complemento siendo como es la única lengua posible (aunque pudiera escribirse)y dejando todavía más olvidada la escucha que es nada más y nada menos que nuestro primer glorioso contacto con la lengua cuando llegamos al mundo y del que derivan todos los demás. Nada más poner expresiones como "aprender a leer", "aprender a escribir", "aprender a hablar" y "aprender a escuchar" en Google Trend como hice para la ocasión sirve para demostrar el poco interés que tienen unas y el exagerado que damos a otras además sin relacionarlas. El aprendizaje de la escucha no llega ni a la mitad de la mitad de la mitad -si es que llega a aportar datos estadísticamente relevantes- en comparación con la lectura, incluso con las otras destrezas. Para muestra basta un botón de cómo no sólo creemos que son cosas totalmente diferentes sino que las enseñamos en proprociones abismalmente contrarias y evidentemente sin aprovechar las relaciones manifiestas que nos ayudarían a fortalecer unas con otras.
Una conferencia invertida y reinvertida
Como comenté en la entrada anterior, aproveché esta oportunidad para realizar no ya una conferencia invertida al estilo del aula invertida, sino reinvertida, de forma que no vieron la teoría en casa y practicaron en el encuentro, sino que practicamos la reflexión en el encuentro y luego les envié la presentación que abre este post a sus correos para que la lean en la tranquilidad del hogar y continúe la reflexión. Se trataba de realizar una conferencia al estilo etimológico en el que las personas se reúnen para tratar un tema y se preguntan continuamente sobre ese asunto a la vez que aventuran posibles respuestas. Lógicamente, yo aporto respuestas que ya insinúo con las preguntas pero de ninguna manera puedo imponer la conclusión a pesar de que al final de la presentaciuón enumere las mías. Se trata de trabajar durante un tiempo en la sala -además de que pasamos un rato agaradable, nos reímos, charlamos y no paramos de movernos porque no los dejé sentarse- esta discusión sobre si el aprendizaje que realizamos enfocado a una dicotomía poco real entre lengua oral y lengua escrita es la mejor manera de desarrollar la competencia comunicativa. Hicimos lo qeu yo llamo gráficas vivientes y a través de ellas apreciamos las opiniones de los presentes para incentivar el debate y la reflexión.
Taller exprés de lengua oral
Además de la conferencia, tuve la ocasión de realizar un taller en dos turnos sobre la lengua oral en acción. Se trataba de esbozar un itinerario simple y rápido para trabajar las destrezas orales de forma sencilla y accesible. La idea es dividir el camino en cuatro momentos al que se va sumando un objetivo al avanzar en cada uno. De manera que comenzamos por tres habilidades esenciales en la producción oral pura centrada en la valoración de cómo hablamos y escuchamos el habla para valorar la sonoridad en sí misma (cuerpo, dicción y ritmo)a lo que vamos añadiendo en cada momento otras microhabilidades como la memoria, la funcionalidad comunicativa, la conmoción y la convicción. Los momentos son estos:
- Leer expresivamente un texto en público (poemas y noticias).
- Contar una historia (narraciones orales).
- Explicar un asunto (exposición didáctica).
- Realizar un debate (debate de acuerdo y debate de competición).
Materia gris y materia blanca en visual thiking
Para la ocasión hice este diseño de Visual Thinking sobre cómo la materia blanca de nuestro cerebro simboliza esas relaciones estrechas y olvidadas en la lengua oral entre sí, la lengua escrita y ambas a la vez de forma que todas constituyen una sola lengua que sin embargo, son algo más hoy en día, constituyen una hiperlengua, una translengua sin límite porque no sólo la lengua de por sí se enlaza a sí misma, sino que enlaza la realidad y la traspasa llevando al que habla, escucha, lee y escribe simultáneamente por todas las destrezas además de por géneros y transgéneros audiovisuales, paralingüísticos y extralingüísticos. Si hoy nos preguntaran si los videojuegos pertenecen a los géneros orales o a los escritos o incluso si pertenecen a los géneros literarios, no sabríamos qué decir porque los usos actuales -probablemente desde siempre, pero más ahora- nos están poniendo frente a la cruda realidad que no entiende de oral ni de escrito, ni siquiera de lingüístico y extralingüístico sino de mensajes hipertextuales y transgenéricos, el remix comunicativo en el que vivimos.