Quizás sea cierto que una imagen vale más que mil palabras o también aquello de ver para creer (las imágenes tanto convencen como conmueven). Las fotografías aéreas de Yann Arthus-Bertrand parecen demostrarlo.
A pesar de que todo lo visible sea triste lloro -que dijo Fray Luis- y a pesar también de que todo lo esencial sea invisible a los ojos, como sentenció el paciente zorro de Saint Exupery, no podemos evitar en ocasiones rendirnos a la imagen.
Para bien o para mal, lo que vemos nos transforma. Lo exclamó un bufo Calderón y repitió Alberti: yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.
En estas fotografías aéreas cada cual que lea lo que quiera (al fin y al cabo la Semiología intentó demostrar que también se podían leer las imágenes y ver las palabras): ¿humildad?¿soberbia?... yo era grande y lo que he visto me ha hecho muy pequeño.
A pesar de que todo lo visible sea triste lloro -que dijo Fray Luis- y a pesar también de que todo lo esencial sea invisible a los ojos, como sentenció el paciente zorro de Saint Exupery, no podemos evitar en ocasiones rendirnos a la imagen.
Para bien o para mal, lo que vemos nos transforma. Lo exclamó un bufo Calderón y repitió Alberti: yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.
En estas fotografías aéreas cada cual que lea lo que quiera (al fin y al cabo la Semiología intentó demostrar que también se podían leer las imágenes y ver las palabras): ¿humildad?¿soberbia?... yo era grande y lo que he visto me ha hecho muy pequeño.
[Pillamos el hilo a este fotógrafo a partir de Webadictos, ahí puedes encontrar más razones para quedarte con la boca abierta; o sea, mudo; esto es, sin palabras].
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