martes, 4 de diciembre de 2007
El profesor: un libro para olvidar
Aunque lógicamente la contracubierta pretende que el libro es un homenaje a la profesión, no puede encontrarse peor muestra de ello en este bodrio encuadernado. El profesor de Frank McCourt es el ejemplo de un inútil de la profesión que reconoce no tener dominio ni del aula, ni de la materia, ni de las circunstancias y que para sobrevivir y mantener callados a sus alumnos se dedica años y años a contar su vida simplemente. Gracias a este libro se entiende no sólo la vida de McCourt, sino toda su producción literaria: no ha hecho otra cosa más que contar su vida (y se ha tirado años haciéndolo y cobrando por ello). Y cuando la escribe ya jubilado en su éxito Las Cenizas de Ángela, primera parte de su autobiografía, Frank ya ha pulido la obra cientos de veces contándola a cientos de estudiantes a los que lo único que enseñaba era eso: su desgraciada vida (siempre se presenta como víctima). Después de la segunda parte que no menciono por no hacer publicidad, McCourt viendo que ya no le quedaba nada que hacer en el mundo literario, porque sólo sabe contar su vida, escribió este El profesor que sirve de confesión de su fracasada carrera profesional: cuando va de excursión con el alumnado, la gente le recrimina que no haga nada por educarlos, pero a él le da igual, se deja llevar; cuando le insisten en que enseñe algo en clase, lo intenta, pero como algunos alumnos lo corrigen poniéndolo en evidencia, desiste y sigue con lo de contar su vida... No sólo tuvo la poca vergüenza de hacerlo -mientras cientos de profesionales se afanaban y se afanan en educar a alumnado en condiciones socioculturales muy duras- sino que siguió con la poca vergüenza de contarlo y cobrar en ambos casos por ser un profesor para olvidar. Menuda jeta, señor profesor.
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Teniendo en cuenta nuestra situación, no es muy conveniente presentar libros de este tipo. No podemos darle oportunidades a los oportunista sin escrúpulos. No tienen ni idea de lo que esta profesión-vocacional- conlleva. No obstante,y a pesar de todo, ¡muchos ánimos a todos los del gremio! Ya que desde otras instancias no nos los dan.
ResponderEliminarA mi me mparece que no debemos dramatizar. No todos los profesores somos así pero a lo mejor era una forma de conectar con los alumnos.
ResponderEliminarBueno, no intenté dramatizar. Cuando uno lee no puede impedir sentirse de algún modo. Efectivamente, era su manera de conectar con el alumnado, pero sólo se quedaba ahí. Por otra parte, pase que cuente lo que hizo, no que lo presente como ejemplo ni mucho menos como un triunfo.
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