Las bibliotecas tienen ya desde hace un tiempo su propio superhéroe: Rex Libris. Rex lucha contra los usuarios morosos que no devuelven los libros, es el guardián del conocimiento, es el defensor de la CDU... ¡hasta puede atacar mientras está leyendo con sus agudas gafas el último libro!
Y tal vez por envidia, o por imitación, héroes a los que creíamos poco dados a la lectura, como Conan, también se apuntan a defender las bibliotecas (y la CDU).
¡Dios!, cualquiera se atreve a pedirle algo. No sé yo si esta es una buena política...
Y para ser políticamente correctos, y puesto que la profesión de bibliotecaria es estadísticamente de mayoría femenina, no estaría de más equilibrar la balanza añadiendo una héroe (o una heroina), la Superbibliotecaria: una mujer capaz de atender ella sola toda una biblioteca: lo mismo te cataloga, que coloca, que atiende, que te pone un deuvedé, que te recomienda un libro: ¡superwoman bibliotecaria!
Aunque ya Superman apuntaba maneras de empollón con esas gafas y su profesión de periodista (al menos debeía saber leer y escribir), sorprende que haya una eclosión tal de forzudos y poderosos (forzudas y poderosas) dedicados a los menesteres de las letras.
Ya hasta para ser superhéroe hay que tener estudios. Lo vimos hace tiempo en nuestro querido Super O, el superhéroe de la lengua española que lucha sin fin por la corrección idiomática.
En fin, debiéramos sentirnos más tranquilos teniendo como tenemos esta impagable protección.
!!!!!!por favor!!!!!! que nos mande a una de esas bibiotecarias a la biblioteca del pueblo, que estamos muy necesitados
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