lunes, 16 de febrero de 2009
Cartel para el día del Libro Infantil 2010
Noemí Villamuza y Eliacer Cansino (informa Babar) han ganado el concurso convocado por OEPLI para el cartel y el texto conmemorativos del Día del Libro Infantil.
Arriba tenéis el cartel y a continuación, el texto. A pesar de que iniciativas como esta son de agradecer para difundir la LIJ, no está de más recordar que difícilmente un joven va a reconocerse en estos carteles (y efectivamente, es infantil, como se pretende). La unión continua de Literatura Infantil y Juvenil no es más que una unión por contraposición a la Literatura Adulta, pero cada vez resulta una unión más forzada. La Literatura Juvenil requiere un espacio propio como lo requiere en las bibliotecas, donde sí existen espacios infantiles pero no juveniles. Echamos de menos instituciones y eventos exclusivamente juveniles (aunque reconozcamos el valor de estos) que difundan iniciativas similares.
TEXTO:
UN LIBRO TE ESPERA, BÚSCALO
Había una vez
un barquito chiquitito,
que no sabía,
que no podía
navegar.
Pasaron un, dos, tres,
cuatro, cinco, seis semanas,
y aquel barquito,
y aquel barquito
navegó.
Se aprende a jugar antes que a leer. Y a cantar. Los niños de mi tierra entonábamos esta canción cuando aún ninguno sabíamos leer. Nos juntábamos en corro en la calle y, disputándonos las voces con los grillos del verano, cantábamos una y otra vez la impotencia del barquito que no sabía navegar.
A veces fabricábamos barquitos de papel y los poníamos en los charcos y los barquitos se hundían sin conseguir alcanzar ninguna costa.
Yo también era un barco pequeño fondeado en las calles de mi barrio. Pasaba las tardes en una azotea mirando ocultarse el sol por el poniente, y barruntaba a lo lejos -no sabía aún si a lo lejos del espacio o a lo lejos del corazón- un mundo maravilloso que se extendía más allá de donde alcanzaba mi vista.
Detrás de unas cajas, en un armario de mi casa, también había un libro chiquito que no podía navegar porque nadie lo leía. Cuántas veces pasé por su vera sin darme cuenta de su existencia. El barco de papel, atascado en el barro; el libro solitario, oculto en el estante tras las cajas de cartón.
Un día, mi mano, buscando algo, tocó el lomo del libro. Si yo fuese libro lo contaría así: “un día la mano de un niño rozó mi cubierta y yo sentí que desplegaba mis velas y comenzaba a navegar”.
¡Qué sorpresa cuando por fin mis ojos tuvieron enfrente aquel objeto! Era un pequeño libro de pastas rojas y filigranas doradas. Lo abrí expectante como quien encuentra un cofre y ansía saber su contenido. Y no fue para menos. Nada más empezar a leer comprendí que la aventura estaba servida: la valentía del protagonista, los personajes bondadosos, los malvados, las ilustraciones con frases a pie de página que miraba una y otra vez, el peligro, las sorpresas…, todo, me transportó a un mundo apasionante y desconocido.
De esa manera descubrí que más allá de mi casa había un río, y que tras el río había un mar y que en el mar, esperando zarpar, un barco. El primero al que subí se llamaba La Hispaniola, pero lo mismo hubiese dado que se llamase Nautilus, Rocinante, la nave de Simbad, la barcaza de Huckleberry, ….todos ellos, por más que pase el tiempo, estarán siempre a la espera de que los ojos de un niño desplieguen sus velas y lo hagan zarpar.
Así que…no esperes más, alarga tu mano, toma un libro, ábrelo, lee: descubrirás, igual que en la canción de mi infancia, que no hay barco, por pequeño que sea, que en poco tiempo no aprenda a navegar.
Y no te pierdas:
Otro especial de Literatura Infantil y Juvenil.
Suplemento de Literatura Infantil y Juvenil.
6º Salón delLibro Infantil y Juvenil de Córdoba.
Revista Peonza en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
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Muy buenos el texto y la ilustración, mi más sicera en hora buena a los dos autores Noemí Villamuza y Eliacer Cansino, os lo merecéis.
ResponderEliminarEN HORA BUENA!!!!!!!!!!!!!!!!!!