En España se suele llamar "trabajo" en el léxico escolar a culminar una tarea encargada por el profesor normalmente en forma de informe escrito más o menos breve, cartel o similar. Aunque el producto de la tarea o el proyecto pueda variar, generalmente se siguen haciendo "trabajos" sea como final fundamental o añadido a los otros productos finales.
Lo cierto es que muchos de los profesores que encargan o han encargado trabajos habrán comprobado lo difícil que resulta en ocasiones conseguir que el alumnado los lleve a término con éxito suficiente.
He hablado en ocasiones de ALFIN y de proyectos y planteado cómo solucionar este problema, pero hoy quiero traer a colación una enumeración sencilla derivada de la investigación PIL (Project in Information Literacy) de Head y Eisenberg, cuya versión española puede leerse aquí.
Aunque el trabajo deriva de una investigación para los Estados Unidos y la enseñanza universitaria, buena parte de sus conclusiones sirven para otras enseñanzas.
Head y Eisenberg concluyen que el mayor problema que tiene el alumnado para realizar un trabajo de investigación (para nosotros sería tal vez excesivo y fuera mejor llamarlo de documentación) es simplemente el contexto. Probablemente la traducción de esta palabra sea más clara para algunos lectores como "marco" o "modelo". Efectivamente, el alumnado encuentra serias dificultades a la hora de realizar tareas de documentación porque tropieza constantemente con problemas para definir el marco de ese trabajo, el modelo de ese trabajo, el contexto de ese trabajo en términos traducidos por Pasadas.
Los autores clasifican los contextos (marcos o modelos) en cuatro tipos:
a) Delimitar el tema (ellos lo llaman panorama general).
b) Terminología del tema (ellos lo llaman contexto de lengua).
c) Modelo de expectativas (ellos lo llaman contexto de situación, es decir, precisar qué quiere exactamente el profesor).
d) Conjunto de recursos (ellos lo llaman contexto de recolección).
La clasificación no es baladí y creo que sirve para sentar algunas de las bases de la alfabetización informacional en la escuela, que ya no es sólo un déficit del alumnado sino también a veces del profesorado que se desespera viendo que pedir un trabajo conduce a resultados frustrantes que es mejor no volver a repetir.
Sin querer decir que estas conclusiones sean las únicas a tener en cuenta -hemos hablado de otras necesidades y también de la importancia de lo que yo llamo el ciclo de la tarea- nos pueden servir para esbozar unos principios que avisen sobre cómo debe plantearse un trabajo de documentación al alumnado:
1º) Delimita bien el tema -a ser posible no los dejes solos escogiendo- y procura avisar de la ansiedad que esta delimitación provoca: encontraremos cosas que luego no nos servirán y cosas que creeremos inservibles que serán útiles. La búsqueda del tema es parte del trabajo pero no debe hacerse excesiva. No permitas generalmente temas generales que se expresen con una sola palabra (la droga) salvo si estás en etapas iniciales o exploratorias, procura precisar el título porque a ellos les ayudará (el uso de las drogas de síntesis en...para...). Una forma de precisar el tema es formularlo como una pregunta.
2º) Procura trabajar en todos los casos un glosario. Puedes dar un glosario previo básico o animar a que ellos lo vayan haciendo. Gradúa las fuentes según la especialización lingüística. El lenguaje es la llave de la documentación (cuando se encuentra, como veremos).
3º) Presenta modelos del trabajo que quieres, para ello es muy recomendable guardar trabajos de alumnado anterior, presentarlo en clase y explicar sus aportaciones y dificultades como ejemplo de ejercicio de la documentación (en ese aspecto siempre he defendido la utilidad de la biblioteca escolar del futuro y del presente como custodia de materiales del alumnado, algo que suele pasarse demasiado a menudo por encima).
4º) Delimita los recursos y explóralos tú mismo antes, porque pudiera ser que no estén disponibles o que simplemente no sean accesibles. Comenzar proporcionando los recursos en las primera etapas siempre digo que es el primer paso para luego provocar la búsqueda cerrada de recursos para pasar a una búsqueda abierta que es el último paso.
Lo que esta investigación demuestra como demuestra la práctica docente es que el "encargar trabajos" o simplemente realizar proyectos de documentación no sólo es una actividad complicada para el alumnado, sino también para el profesorado que no puede limitarse a sencillamente "mandar un trabajo para tal día sobre tal cosa".
No quería pasar por alto que en la investigación de que hablo, se menciona expresamente la importancia del bibliotecario como justamente la persona que puede ayudar a crear estos contextos, marcos o modelos y naturalmente de un profesor equivalente que sepa motivar estos contextos, marcos o modelos.
Pero lógicamente, no es tan fácil para unos ni para otros: dios mío, qué trabajos.
Lo cierto es que muchos de los profesores que encargan o han encargado trabajos habrán comprobado lo difícil que resulta en ocasiones conseguir que el alumnado los lleve a término con éxito suficiente.
He hablado en ocasiones de ALFIN y de proyectos y planteado cómo solucionar este problema, pero hoy quiero traer a colación una enumeración sencilla derivada de la investigación PIL (Project in Information Literacy) de Head y Eisenberg, cuya versión española puede leerse aquí.
Aunque el trabajo deriva de una investigación para los Estados Unidos y la enseñanza universitaria, buena parte de sus conclusiones sirven para otras enseñanzas.
Head y Eisenberg concluyen que el mayor problema que tiene el alumnado para realizar un trabajo de investigación (para nosotros sería tal vez excesivo y fuera mejor llamarlo de documentación) es simplemente el contexto. Probablemente la traducción de esta palabra sea más clara para algunos lectores como "marco" o "modelo". Efectivamente, el alumnado encuentra serias dificultades a la hora de realizar tareas de documentación porque tropieza constantemente con problemas para definir el marco de ese trabajo, el modelo de ese trabajo, el contexto de ese trabajo en términos traducidos por Pasadas.
Los autores clasifican los contextos (marcos o modelos) en cuatro tipos:
a) Delimitar el tema (ellos lo llaman panorama general).
b) Terminología del tema (ellos lo llaman contexto de lengua).
c) Modelo de expectativas (ellos lo llaman contexto de situación, es decir, precisar qué quiere exactamente el profesor).
d) Conjunto de recursos (ellos lo llaman contexto de recolección).
La clasificación no es baladí y creo que sirve para sentar algunas de las bases de la alfabetización informacional en la escuela, que ya no es sólo un déficit del alumnado sino también a veces del profesorado que se desespera viendo que pedir un trabajo conduce a resultados frustrantes que es mejor no volver a repetir.
Sin querer decir que estas conclusiones sean las únicas a tener en cuenta -hemos hablado de otras necesidades y también de la importancia de lo que yo llamo el ciclo de la tarea- nos pueden servir para esbozar unos principios que avisen sobre cómo debe plantearse un trabajo de documentación al alumnado:
1º) Delimita bien el tema -a ser posible no los dejes solos escogiendo- y procura avisar de la ansiedad que esta delimitación provoca: encontraremos cosas que luego no nos servirán y cosas que creeremos inservibles que serán útiles. La búsqueda del tema es parte del trabajo pero no debe hacerse excesiva. No permitas generalmente temas generales que se expresen con una sola palabra (la droga) salvo si estás en etapas iniciales o exploratorias, procura precisar el título porque a ellos les ayudará (el uso de las drogas de síntesis en...para...). Una forma de precisar el tema es formularlo como una pregunta.
2º) Procura trabajar en todos los casos un glosario. Puedes dar un glosario previo básico o animar a que ellos lo vayan haciendo. Gradúa las fuentes según la especialización lingüística. El lenguaje es la llave de la documentación (cuando se encuentra, como veremos).
3º) Presenta modelos del trabajo que quieres, para ello es muy recomendable guardar trabajos de alumnado anterior, presentarlo en clase y explicar sus aportaciones y dificultades como ejemplo de ejercicio de la documentación (en ese aspecto siempre he defendido la utilidad de la biblioteca escolar del futuro y del presente como custodia de materiales del alumnado, algo que suele pasarse demasiado a menudo por encima).
4º) Delimita los recursos y explóralos tú mismo antes, porque pudiera ser que no estén disponibles o que simplemente no sean accesibles. Comenzar proporcionando los recursos en las primera etapas siempre digo que es el primer paso para luego provocar la búsqueda cerrada de recursos para pasar a una búsqueda abierta que es el último paso.
Lo que esta investigación demuestra como demuestra la práctica docente es que el "encargar trabajos" o simplemente realizar proyectos de documentación no sólo es una actividad complicada para el alumnado, sino también para el profesorado que no puede limitarse a sencillamente "mandar un trabajo para tal día sobre tal cosa".
No quería pasar por alto que en la investigación de que hablo, se menciona expresamente la importancia del bibliotecario como justamente la persona que puede ayudar a crear estos contextos, marcos o modelos y naturalmente de un profesor equivalente que sepa motivar estos contextos, marcos o modelos.
Pero lógicamente, no es tan fácil para unos ni para otros: dios mío, qué trabajos.
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