La semana santa se repite en Andalucía con todas sus contradicciones y paradojas. Ya en sí la celebración es paradójica, pues aunque el clero católico ha pretendido siempre reforzar la importancia de la festividad del día de la resurrección, lo cierto es que la mayoría de los cofrades prefieren el realce de los días anteriores, pasionales, trágicos y sangrientos y suelen ver el domingo de resurrección más como el final de la fiesta que como el principio de una liturgia de salvación. Este triunfo de la tragedia frente a los deseos de las autoridades eclesiásticas supone también un triunfo popular que impone sus mitos y su forma de ver la vida sea cual sea la religión que se imponga.
Una de las paradojas de las procesiones es escuchar precisamente "la saeta" en cualquier banda de cornetas tocándola tras los pasos de cristo. Y sorprende, porque es la música de una canción contra los cristos pasionales, contra la celebración sangrienta de la semana santa.
La música se debe a la versión que Serrat hizo del poema "la saeta" de Antonio Machado. Parece que algunos no entendieron la letra, a pesar de que está bastante clara y no puede decirse que sea un poema cuya interpretación se preste a ambigüedades. Este es el texto.
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
El poema va precedido de una saeta "real" que Antonio Machado cita como ejemplo:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Machado no pretende ser anticristiano -habla en otros poemas de su cristianismo- sino destacar su propia idea de Cristo, su propia idea de la religión. Para Machado, es horrible centrarse en la celebración de un Cristo sangrante y doliente, al que hay que celebrar es al Cristo liberador que trae esperanza a la humanidad, el que según él, le "enseñó el secreto de la filantropía". Por eso no quiere cantar ni puede al Jesús de la semana santa, sino al que anduvo en la mar, al que predicó un nuevo mundo a la humanidad. La cita del nombre de un cristo de semana santa -la agonía- no es casual, Machado se sitúa en contra de este tipo de celebraciones cristianas hechas de tal forma sobre el dolor que lo elevan a nombre divino: Cristo de la Sangre, de la Agonía, de la (Buena) Muerte... Virgen de las Lágrimas, de las Angustias, de los Dolores, del Mayor Dolor...
Pero se ve que la falta de comprensión lectora es anterior a los informes Pisa, y ya desde hace tiempo, da igual lo que digan, si un poema se titula saeta, es una saeta y santas pascuas.
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