Dedican el número de febrero de la revista Mercurio, panorama de libros, a la enseñanza de la literatura. Y leo con desánimo más ideas para mejorar lo impeorable: el panorama lector de nuestro país. Escogen a algún profesor de Secundaria y a varios universitarios y a partir de ahí, como siempre: cada cual a su aire, aires que a veces chocan y que en cualquier caso son aires, vientos, sin sustento ni fundamento.
El antiguo profesor de Secundaria me parece el más acertado, intentando repartir culpas y justificando la falta de lectores en un ambiente generalizado de las sociedades occidentales dadas al deseo, la falta de tiempo, de tranquilidad y de voluntad, o sea, todo aquello que define a la lectura.
Menos acertados me parecen los profesores universitarios a quienes no sé qué baremo de expertos los considera adecuados para opinar de algo que no frecuentan, ni conocen ni parece que respeten a juzgar por el comentario de uno de ellos: menos Pedagogía y más conocimiento. ¡Dios mío! ¿Esta gente se supone que sabe de lo que está hablando?¿Realmente es este el comentario generalizado en la Universidad como dice su autor? ¿se imaginan a un profesor universitario pidiendo menos Inmunología y más Anatomía? Continúa repasando una serie de equivocaciones de su alumnado, presentándolo como prueba de la mala formación anterior, ignorando por ignorancia (se podría ignorar por arrogancia pero ni llega al caso) que esos alumnos de los que se queja llegan igual o peor a las academias y a los tribunales de oposiciones y a las clases donde enseñan (después de haber pasado varios años en la Facultad), porque la Universidad nunca, nunca, nunca ha querido aceptar que los Filólogos (y titulaciones afines) deben ser formados intensivamente en Pedagogía y Didácticas especiales (entre otras cosas porque no sabe cómo hacerlo; verbigracia, decenios de CAP pésimo fotografía exacta de una Universidad pésima).
Pero es que otros, más modernos, a lo más que pueden llegar es a creer que con cambiar el programa de las asignaturas, todo está arreglado. En el siguiente artículo de otro profesor de Universidad se propone: cambiamos el programa actual que es poco más o menos el de Menéndez Pelayo por otro con asignaturas que molan más como "Historia del tiempo" o "Historia del punto de vista" (qué curioso, piensa que hace algo nuevo y no sale de la Historia, todas serían asignaturas de Historia de...).
Y ahí seguimos: ¿hay alguien más que quiera decir su tontería correspondiente? Por lo pronto yo ya la dejo dicha: si los profesores universitarios de literatura (que no se distinguen precisamente por su don didáctico) van a ser ahora los expertos cuya opinión hay que tener en cuenta, que tengan en cuenta también la opinión de las papeleras, que en ellas reposa probablemente la mejor literatura de nuestra historia.
Les llegará su San Matín, seguro. Si el mundo de las nuevas tecnologías y el cambio pedagógico está agitando la Primaria y la Secundaria, pronto les alcanzará y quizá entonces dejen de "cagar merengue" como decía Frank McCourt.
ResponderEliminarTambién llegó a mis manos la revista, creo que tú en tu entrada le has dedicado más tiempo y esfuerzo a la cuestión que el que le dedicaron los autores de los artículos. Puro comentario de café impreso, sin la más mínima reflexión ni seriedad.
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