jueves, 8 de mayo de 2008

Entrevista con el profesor Roger Chapiter


Entrevista exclusiva con el profesor Roger Chapiter, autor de Historia de la lectura en el siglo XXI.

- ¿Existió en algún momento un peligro para el libro?
- En el siglo XXI llegaron a pensar que el libro desaparecería. Las transformaciones en la tecnología de la literacidad llevaron a pensar que el libro sucumbiría ante el avance de la telescritura y la telelectura.
No se dieron cuenta de que el libro recoge en sí uno de los inventos más antiguos y más eficaces de la humanidad: la bisagra. Coches, móviles, televisores, carteras, etc. presentan aún hoy bisagras, bastante más sofisticadas que las antiguas, como por ejemplo, las denominadas bisagras de libro, consistentes en dos placas de metal unidas por un lado giratorio. A pesar de que uno de los tipos básicos de las bisagras se llamaba así, pues, la mayoría no advirtió la trascendencia de este mecanismo en el libro. El doblez no es imprescindible, pero tiene una función objetiva y subjetiva que ha satisfecho durante siglos a las personas.
- ¿Qué funciones son esas?
- Objetivamente porque se adapta a la vista , panorámico, pero dividido en dos, se adapta también al múltiplo más cómodo de la distancia de sacada óptica, además te sitúa instantáneamente en el espacio y en su desarrollo, no necesita advertirlo a pesar del número de página que intenta precisarlo. El libro está hecho para el cuerpo humano. Pasaron bastante tiempo algunos empeñados en el problema de la luminosidad de la pantalla, lo que hizo que olvidaran otras características en las que el libro también tomaba ventaja.
Subjetivamente porque la bisagra permite que esté cerrado y abierto, que es mejor que apagado y encendido. Los libros antiguos se apagaban al cerrarlos y se encendían automáticamente al abrirlos, igual que los de ahora, pero figuradamente; lo importante es que al abrirse, suponían que se podía entrar, mientras que al poder estar cerrados hacía pensar que guardaba algo, que ocultaba algo. Un verdadero mundo onírico y real que algunos psíquicos han relacionado con el útero y con el doblez del cuerpo humano. Esa bisagra -que está ya en los bivalvos- suponía un uso ancestral para el ser humano. Descubrir el libro fue por tanto todo un hallazgo para los ojos y para la mente.
- ¿Qué importancia tiene el libro metaverso en esta evolución?
- Nunca pensaron que existiría el libro de tecnología metaverso, y si llegaba a existir no sería para leerlo en presencia; sin embargo, ha sido así (al menos en la mayor parte y por ahora). Los libros metaverso han supuesto el éxito más grande del mundo editorial de nuestra centuria.
- Algunos creen que es una moda.
- Todo son modas, la cuestión es cuánto durará esa moda. Andar de pie ha durado miles de años, leer en metaverso no sé si se hará milenario, pero durará.
- ¿Por qué leen en metaverso más los jóvenes?
- Los mayores estamos acostumbrados a las máquinas, a la tecnología del botón y la pantalla material, además leer en metaverso es hoy una cuestión de la infancia, la mayoría ha tenido preciosos libros metaverso en su niñez. Las aventuras de Noso y Loli Bros, los hermanos, han sido compañeras de los niños, sus libros fueron éxito simultáneo en veinte países diferentes.
- Hemos sido hijos de los intentos fallidos de lectura en pantalla para siempre.
- Cuando los gobiernos comenzaron a restringir, incluso prohibir la publicación en papel, comenzó, aparte del llanto de algunos apocalípticos, comenzó una euforia de la pantalla, pensando que la perfección que había logrado la pantalla flexible material e informática suponía el no va más de la evolución lectora. Hay que tener en cuenta que muchos de los cacharros aparatosos e incómodos aparentemente que vemos hoy en algunos museos etnográficos de la lectura como el de la Biblioteca de Somalia, fueron auténticos avances en su tiempo, a pesar de que no pasaron de ser minoritarios.
Fíjese que el teclado proyectado que no ocupaba espacio, como el libro metaverso hoy, existía desde hacía mucho tiempo, los primeros son de finales del siglo XX, pero tardó muchísimo más en popularizarse, el mismo tiempo que tardó en tener un aspecto metaverso apropiado, es decir, tridimensional.
Hoy pasamos hojas de libros enormes sin peso alguno -si escogemos esa opción de reproducción-, y con el olor y el tacto que uno desee. Ayer me bajé un sonido para el paso de las hojas que sintetiza el paso del papel y la pisada humana, me gustó para el libro que ando leyendo -literalmente, porque leo cuando paseo-. Así que disponemos de libros como los antiguos, pero que no ocupan espacio, ni siquiera encendidos; sin embargo, tienen la misma apariencia que un libro físico.
- ¿Y cuál cree que será el final sobre la propiedad de la tecnología metaverso?
- Es difícil pronosticar. Están influyendo hechos históricos como la intrínseca relación de China con el papel, hasta la reciente separación de los Estados Unidos del Sur de Norteamérica, que ha provocado un nuevo litigio acerca de la jurisdicción de la patente original.
Le pondré un ejemplo: nadie sabe que Microsoft, la famosa empresa de helados, nació como empresa de productos informáticos, de software, cualquiera diría que esto es una extravagancia, pero fue así, históricamente Microsoft comenzó con esa actividad aunque la abandonó en favor de la alimentación dietética muy pronto, en parte obligada por la situación insostenible de sus productos basados en el monopolio de sistemas de base. Intentar retener propiedades sobre sistemas de base resulta estúpido e insostenible, aunque la mayoría de la gente no lo cree, porque tampoco cree que Micorsoft en algún tiempo fue la empresa que monopolizaba el software operativo. Por tanto, intentar que la tecnología metaverso tenga un propietario atenta contra la humanidad porque es tanto como pretender la patente del alfabeto latino o el lenguaje html. La tecnología metaverso debe ser de dominio público, aunque las obras generadas en ella no lo sean, de la misma manera que el diseñador tipógrafo o el escritor sí pueden exigir derechos sobre sus obras concretas.
- Ha mencionado que anda leyendo algún libro, ¿cuál es?
- Estoy leyendo la última obra de J. R. Towling, el celebre escritor antártico, El señor de los zarcillos, una aventura muy emotiva sobre un hobbit travestí. Tengo también, pero por gusto de hojearlo, un facsímil del Libro de Buen Amor de un autor español, Juan Ruiz. Suelo tenerlo al lado encendido y regulo el paso de las hojas para que de vez en cuando atraiga mi atención.
- Muchas gracias por sus palabras siempre esclarecedoras sobre la historia de la lectura.
- Gracias por el helado de Microsoft, no recordaba ya a qué sabia la fresa, está muy lograda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...