Tras la divertida idea de una historia protagonizada por una rata que aprende a leer devorando libros, encontramos en Firmin, de Sam Savage, una novela amarga que hace reír en ocasiones.
Como si se tratara de una novela picaresca, vemos un relato autobiográfico dirigido a un "usted" continuo como el "vuestra merced" del Lazarillo de Tormes, con quien lo une asimismo el provenir de dudosa familia, el pasar de amo en amo y el intentar pactar con la vida algun trance de felicidad entre tanta miseria.
Firmin además, es el relato de un mundo que se acaba, el del barrio donde vive, el de las personas a las que ama y el de los lectores y los libros en general. No sería nada aventurado tildarla de novela antiburguesa, más aún teniendo en cuenta que su protagonista acaba haciéndose una idea bastante acertada de cómo son los burgueses aun sin haberlos vivido de cerca.
Divertida y con atisbos de genialidad, en ocasiones parece perder su empuje inicial y finalmente termina dejando ganas de más. La nota final del autor da una nueva vuelta a su triste significado. No se puede dejar de leer, es uno de los alicientes de esta temporada.
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