En la entrada anterior terminaba reiterando que siempre el mejor recurso de un plan de formación es el servicio de información. A menudo los jefes de formación creen que el grueso de sus planes debe venir ocupado por la organización de cursos o al menos, por algún tipo de aprendizaje formal, sin embargo, para mí es este un grave error, ya que la principal misión de un plan de formación es organizar el servicio de información sobre el aprendizaje del profesorado tanto en su vertiente formal como informal.
Cuando hablo de servicio de información me refiero tanto a los recusos para captarla, como para almacenarla y distribuirla.
Este servicio de información tiene como objetivo contribuir al desarrollo del entorno personal de aprendizaje de los miembros del claustro así como personalizar la atención a individuos o grupos según sus intereses y necesidades. Esta idea de que el plan de formación debe encaminarse a alimentar los entornos personales de aprendizaje a partir de un eficaz servicio de información no es más que la constatación de que la formación del profesorado es un aprendizaje permanente, un aprendizaje a lo largo de toda la vida, que debe adaptarse a cada contexto y situación. Un plan no puede nunca satisfacer todas las necesidades, ni mucho menos colmar los PLE, las demandas de cada entorno personal de aprendizaje, pero sí puede ayudar a que esos entornos estén mejor estructurados, sean más ricos y trabajen con más eficacia.
No cabe duda de que para organizar un servicio de información eficaz en el panorama que estamos dibujando, una herramienta esencial es la presencia web. Que el plan identifique la presencia web del departamento de formación del profesorado, reparta las tareas y describa sus funciones, son objetivos fundamentales. La presencia web actúa como un centro en ambos sentidos: centrípeto, porque atrae las informaciones relevantes sobre el aprendizaje del profesorado de manera ordenada a un punto concreto de almacenaje -las web no sólo sirven para comunicar, son antes que nada estanterías que conservan información-, y centrífugo, porque irradia la comunicación hacia los miembros del centro escolar, así como a los demás interesados.
Es fundamental que se cuente con una presencia web institucional planificada y estructurada para que esta información sea conservada y distribuida de la misma forma y permanentemente sin que dependa de la voluntad de cierta profesora o profesor personalmente que pasó por ese departamento en algún curso escolar.
Es obvio que esta presencia en la web es sólo la presencia que podemos considerar más relevante, pero igualmente, debemos hablar de presencia institucional en las reuniones -comunicaciones verbales del estado de las cuestiones de aprendizaje-, presencia en tablones de anuncios o publicaciones analógicas o digitales fuera de línea propias o ajenas.
Lógicamente por su característica de ubicuidad y permanencia, la presencia en la web es tal vez la más compleja y necesaria. Una web en la que se recoja bibliografía y webgrafía sobre asuntos de necesaria formación; información sobre instituciones, modalidades de formación, redes, experiencias, materiales... Todo aquello que ha servido en algún momento a alguien para su formación y debemos conservar para aquellos que se unan en el futuro en nuestro centro. Por eso es muy importante que la presencia en la web sea institucional y esté planificada con visión de futuro tanto en sus estructura, como en su mantenimiento y actualización.
Es evidente que los materiales físicos no deben ser extraños a este servicio de formación: folletos, fotocopias, artículos o libros de contenido relevante, útil y accesible; pero igualmente su referencia en la web, su simple anuncio ya indican que la presencia en internet es esencial en un plan de formación incluido el caso de centros con profesorado reducido: son ncesarios recursos físicos, pero la presencia en la web los hará más visibles aún.
De entre todas las fuentes que puede irradiar la web de formación de un centro, creo que debe ocupar un lugar destacado la ayuda al desarrollo del entorno personal de aprendizaje, una serie de herramientas básicas para comenzar a desarrollar nuestro aprendizaje en la sociedad del conocimiento. Ahora, eso sí, una ayuda que vaya más allá de la simplicidad de recomendar abrirse una cuenta en Twitter como inexcusale primer paso, ignorando que los entornos personales de aprendizaje ya existieron avant la lettre. El desarrollo de estos entorno digitales debe ser especialmente sensible con las personas poco habituadas al aprendizaje en línea, incluso reacias, con la finalidad de no confundir la importancia del entorno -que es general, personal y abierto- con la banalidad de una herramienta concreta -en ocasiones de más éxito coyuntural que otra cosa.
Naturalmente, con este servicio de información habremos dado sólo el primer paso, porque como dijimos, las fases de aprendizaje pasan de informarse, a formarse y finalmente a transformarse. De manera que todavía quedaría mucho por hacer más allá de la presencia en la red. ¿Pero podría hacerse hoy algo sin ella?
Cuando hablo de servicio de información me refiero tanto a los recusos para captarla, como para almacenarla y distribuirla.
Este servicio de información tiene como objetivo contribuir al desarrollo del entorno personal de aprendizaje de los miembros del claustro así como personalizar la atención a individuos o grupos según sus intereses y necesidades. Esta idea de que el plan de formación debe encaminarse a alimentar los entornos personales de aprendizaje a partir de un eficaz servicio de información no es más que la constatación de que la formación del profesorado es un aprendizaje permanente, un aprendizaje a lo largo de toda la vida, que debe adaptarse a cada contexto y situación. Un plan no puede nunca satisfacer todas las necesidades, ni mucho menos colmar los PLE, las demandas de cada entorno personal de aprendizaje, pero sí puede ayudar a que esos entornos estén mejor estructurados, sean más ricos y trabajen con más eficacia.
Presencia institucional en la vida escolar y en la web: la primera misión del plan de formación del profesorado de un centro
No cabe duda de que para organizar un servicio de información eficaz en el panorama que estamos dibujando, una herramienta esencial es la presencia web. Que el plan identifique la presencia web del departamento de formación del profesorado, reparta las tareas y describa sus funciones, son objetivos fundamentales. La presencia web actúa como un centro en ambos sentidos: centrípeto, porque atrae las informaciones relevantes sobre el aprendizaje del profesorado de manera ordenada a un punto concreto de almacenaje -las web no sólo sirven para comunicar, son antes que nada estanterías que conservan información-, y centrífugo, porque irradia la comunicación hacia los miembros del centro escolar, así como a los demás interesados.
Es fundamental que se cuente con una presencia web institucional planificada y estructurada para que esta información sea conservada y distribuida de la misma forma y permanentemente sin que dependa de la voluntad de cierta profesora o profesor personalmente que pasó por ese departamento en algún curso escolar.
Es obvio que esta presencia en la web es sólo la presencia que podemos considerar más relevante, pero igualmente, debemos hablar de presencia institucional en las reuniones -comunicaciones verbales del estado de las cuestiones de aprendizaje-, presencia en tablones de anuncios o publicaciones analógicas o digitales fuera de línea propias o ajenas.
Lógicamente por su característica de ubicuidad y permanencia, la presencia en la web es tal vez la más compleja y necesaria. Una web en la que se recoja bibliografía y webgrafía sobre asuntos de necesaria formación; información sobre instituciones, modalidades de formación, redes, experiencias, materiales... Todo aquello que ha servido en algún momento a alguien para su formación y debemos conservar para aquellos que se unan en el futuro en nuestro centro. Por eso es muy importante que la presencia en la web sea institucional y esté planificada con visión de futuro tanto en sus estructura, como en su mantenimiento y actualización.
Es evidente que los materiales físicos no deben ser extraños a este servicio de formación: folletos, fotocopias, artículos o libros de contenido relevante, útil y accesible; pero igualmente su referencia en la web, su simple anuncio ya indican que la presencia en internet es esencial en un plan de formación incluido el caso de centros con profesorado reducido: son ncesarios recursos físicos, pero la presencia en la web los hará más visibles aún.
De entre todas las fuentes que puede irradiar la web de formación de un centro, creo que debe ocupar un lugar destacado la ayuda al desarrollo del entorno personal de aprendizaje, una serie de herramientas básicas para comenzar a desarrollar nuestro aprendizaje en la sociedad del conocimiento. Ahora, eso sí, una ayuda que vaya más allá de la simplicidad de recomendar abrirse una cuenta en Twitter como inexcusale primer paso, ignorando que los entornos personales de aprendizaje ya existieron avant la lettre. El desarrollo de estos entorno digitales debe ser especialmente sensible con las personas poco habituadas al aprendizaje en línea, incluso reacias, con la finalidad de no confundir la importancia del entorno -que es general, personal y abierto- con la banalidad de una herramienta concreta -en ocasiones de más éxito coyuntural que otra cosa.
Naturalmente, con este servicio de información habremos dado sólo el primer paso, porque como dijimos, las fases de aprendizaje pasan de informarse, a formarse y finalmente a transformarse. De manera que todavía quedaría mucho por hacer más allá de la presencia en la red. ¿Pero podría hacerse hoy algo sin ella?
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