Los animales abandonan sus cómodas casas y siguen la llamada de la sangre. El camino está lleno de dentelladas, pero no hay herida que tuerza un destino tan cierto.
O matas o mueres. Este es el salvaje destino. Seas una tigresa herida o un anciano a punto de morir, lo dejarás todo por la sangre.
Seas una niña o una mujer, seas un hombre o una chica. Estés en este mundo o detrás de él, en el otro, en ese que ocurre cuando ocurre el nuestro... te perseguirán hasta matarte salvajemente.
Pero a pesar de todos los peligros, a pesar de todas las dentelladas, de las enredaderas, de las inundaciones, de los ocasos solitarios... sentirás inexorablemente la llamada de tus orígenes, la voz que nos recuerda que somos una parte de ti, salvaje selva.
Rudyard Kipling, El libro de la selva.
Jack London, La llamada de lo salvaje.
Luis Sepúlveda, Un viejo que leía novelas de amor.
Heinz Delam, La maldición del brujo leopardo.
Juan Madrid, Los senderos del tigre.
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