Aprovechando que está cercano un compromiso en que tendré que tratar públicamente el tema de la web 2.0, quería expresar mi opinión sobre su explicación contextual, teniendo en cuenta que la web 2.0, como cualquier otra innovación, no es extraña a la deriva de la innovación histórica universal del género humano.
Muchas veces se encuentra la aseveración de que "la web 2.0 no es una tecnología". Aunque entiendo lo que se quiere decir con esa falsedad, no creo que deba sostenerse. Vale que la web 2.0 no es una aplicación de software concreta, vale que la web 2.0 no es específicamente una versión diferenciada del hardware, pero en ningún caso valdría que la web 2.0 existe independientemente de la tecnología que la posibilita. La web 2.0 es una tecnología además de un eco de esa tecnología.
Tengo que exponer ahora mi idea sobre la evolución técnica que siempre veo como una evolución de la máquina. Para mí, la máquina atraviesa tres etapas clave. La primera etapa típica es la máquina opaca. La máquina presta pocos servicios, incluso en sus inicios puede tener costes superiores a la ausencia de la máquina. Más adelante, a pesar de perfeccionarse, la máquina sigue siendo opaca, está constantemente haciéndose visible en el proceso de producción y actúa lentamente, imperfectamente y con numerosas deficiencias.
La segunda etapa es la culminación de la transparencia de la máquina. La máquina no sólo se hace más útil -aumentando sus prestaciones en cantidad y calidad- sino que comienza a manifestar un uso más extenso, requiere menos preparación para su uso, la máquina se hace altamente rentable: es utilizada con tendencia a la universalización y su apariencia es cada vez menos presente en el proceso de obtención del producto.
Por supuesto que el último estadio lo constituiría la máquina invisible (con perdón de Munford, cuya máquina invisible camina por otros derroteros aunque expliquen mejor la mecanización que cómo lo hago yo ahora). Esa máquina invisible tal vez sea la utopía final de toda euforia mecanicista (y la web 2.0 lo es, una euforia camino de creerse una utopía). La radio, por ejemplo, fue una máquina opaca (aparatosa, necesitaba calentarse para comenzar a funcionar, emitía con notable imperfección del original, presentaba un nivel alto de ruidos informativos...) hasta que se hizo transparente, muy transparente, incluso invisible en ciertos casos (dejó de existir para algunas finalidades).
La web 2.o, en este sentido, es pues una máquina típicamente transparente, y en esa transparencia tiene su esencia: una máquina web accesible, en la que existen aplicaciones que necesitan poco espacio -mínimo- y poco tiempo -mínimo- y pocos operarios -uno solo si es el caso- para funcionar -comparadas con esa misma aplicación supuesta en etapas históricas anteriores-.
¿Es sostenible que la web social, la web 2.0 no es una tecnología? La repetida premonición de la web 3.0 no hace más que confirmar la idea que adelantábamos: una euforia convertida en utopía, pensar que la web 3.0 viene -ya está aquí- y es una web poderosa -algunos dicen que semántica, aunque no saben lo que significa ese ambiguo adjetivo sustantivo-.Hasta la web invisible, la web n, no habrá un salto cualitativo más grande que el que se ha dado ahora. Podremos asistir a una web cada vez más transparente, ¿pero esperamos una web invisible?
La rueda fue opaca en sus inicios: demasiado sólida, ruidosa, estrepitosa, pesada, aparatosa... La rueda inflable consiguió una altísima transparencia y camina hoy hacia la invisibilidad de los campos magnéticos o el aire comprimido, más allá de la rueda altamente transparente: la rueda que no se pincha, la rueda de radios internos.
Y la realidad de la rueda es aquí la metáfora de un avance en la transparencia de la máquina siempre: la comunicación. La transparencia de la máquina hace siempre que la comunicación fluya con mayor rapidez y nitidez. Casi podríamos formular a falta de revisar toda la historia de la humanidad, que la transparencia mecánica se hace a propósito inversamente proporcional de la información. De forma que a mayor opacidad de la máquina, menor información y circulación, y a mayor transparencia -menos opacidad- de la máquina, mayor transmisión, fidelidad, nitidez y circulación.
Pero ojo, que la transparencia de la máquina es sólo ficticia, es sólo una ilusión -óptica, intelectual- desde la perspectiva del usuario.De manera que la web 2.0 es una web transparente para gran número de usuarios, y como tal, una máquina que permite transmitir información con gran rapidez y fidelidad, robando poco o nada de protagonismo. Sin embargo, no podemos olvidar que la euforia deriva de la máquina y que la máquina frecuentemente no está en nuestras manos más que como productora de servicios, no como objeto. Y que esa limitación es el señuelo de un aviso: euforia respecto a lo que nos echan de comer: cuidado, un contento hipotecado a lo que otros generan.
Al caso, la máquina puede tener dos ilusiones para el innovador que ve en la máquina transparente un terreno de promisión constante. Por un lado está la máquina automatizadora, máquina pobre donde las haya cuyo único beneficio es sustituir la mano del hombre o del animal o del azar. Así, las ventajas de la web 2.0 que suponen difundir por web más rápido y más lejos los mismos contenidos que antes se difundían por otros canales más ridículos, son ventajas de automatización que generalmente se venden bien y hasta el poder, los ignorantes y los ventajosos aceptan. Esta aportación de la máquina transparente suele ser objetiva, racional y medida. Es una aportación exclusivamente mecánica.
Por otro lado anda la posible aportación subjetiva, emocional e inconmensurable que la máquina transparente puede aportar y que raramente se aprecia, levanta prudencias de los imprudentes, irrita al poder, desencaja a los obreros y pasa por ser una utopía real a veces.
Porque la máquina transparente, tras de sí, deja ver el ser humano que la usa, y si el ser humano que la usa es de por sí opaco, obstuso e inclinado, así lo mostrará, sólo que más lejos, más alto, más grande...
Esta esencia de la transparencia de la máquina explica la euforia de los políticos y de algunos docentes por lo que han denominado TIC (nervioso), como se ve por el entusiasmo que encuentran en la automatización de los procesos modernos de la pedagogía, y el poco que empeñan en la enculturación crítica de los estudiantes. Un ejmplo, claro, total, determinante: si hay una reunión sobre educación y TIC, antes se tratará cualquier aspecto técnico -lo único que les interesa, la transparencia de la máquina- que cualquier aspecto pedagógico -por ejemplo, los estudios que se han hecho sobre consecuencias de los emparejamientos de alumnado en aulas tic-. Este segundo aspecto seguirá -seguirá- a pesar de la transparencia de la máquina, incluso de su invisibilidad, inadvertido. En consecuencia, ganará la máquina -que extremará su transparencia- pero los seres humanos que anden detrás, continuarán igualmente ocultos tras las tramas de la educación (una máquina de sí misma).
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