Un artículo de César Aira en Babelia motivó que Jordi Sierra i Fabra escribiera esta novela basada en un hecho real.
Según confesiones de Dora, la pareja de Kafka, el autor había escrito cartas de una muñeca durante tres semanas para tranquilizar a una niña a la que había encontrado llorando en el parque por haber perdido a su muñeca. A pesar de la fidelidad del testimonio y las intensas búsquedas, ni la niña ni las cartas aparecieron nunca. Jordi Sierra se aventuró, pues, a recrear el extraordinario hecho, reconstruyendo a su manera los últimos días de Kafka -moriría pronto- junto a Dora y escribiendo ficticias cartas de una muñeca a una niña llamada Elsi.
La novela, que ganó el Premio Nacional de Literatura Juvenil del año pasado, tal como anunciamos en su momento, es una breve obra ilustrada por Pep Montserrat en tonos grisáceos muy kafkianos.
A partir de conocer el origen de la historia, es lógico que la novela avance sin sorpresas y que deposite su interés exclusivamente en el tono lírico y sentimental con el que presenta la historia. Las novela es un breve ejercicio narrativo por un lado (es como escribir a partir de consignas), y también un ejercicio didáctico centrado en el mensaje de la vida como un camino de aprendizaje de la propia libertad (la niña debe aprender a desprenderse de su muñeca fortalecida por lo que le ha ayudado a madurar como para hacerla independiente).
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