viernes, 24 de julio de 2009

El final de la historia: Kafka era un mal escritor



A vueltas con el final de la historia. Dice Eduardo Mendoza en este programa de Avión de papel que Kafka era mal escritor, y además un escritor consciente de sus limitaciones, y que su mal radicaba en no tener conciencia de la narración por empezar contando el final.
Efectivamente el final es un verdadero arte. ¡Cuántos libros hay que enamoran al principio y decepcionan al final! He escuchado a algunos jurados de premios quejarse precisamente de lo mal que resuelven el final algunas obras prometedoras.
La cuestión es si hoy en día el final tiene tanta importancia como antes, o si incluso eso que llaman final abierto no es más que una forma de elevar a norma la falta de pericia. Sea como sea, resultaría difícil imaginar una historia sin final. A pesar de que las nuevas formas narrativas, y los nuevos medios narrativos como los videojuegos o la hiperficción, pretendan vencer la linealidad de la narrativa tradicional, en el lector siempre hay una linealidad aunque ahora sea cada vez más diferente a la de los demás lectores, la linealidad se ha personalizado, pero sigue existiendo. ¿Realmente el hipertexto supera la linealidad o simplemente la diversifica?
El final de la obra literaria es sin duda el momento más intenso: puede cambiar todo el sentido de la obra, puede ser impuesto por la sociedad del momento, puede obedecer a intereses comerciales... ¿En verdad la narrativa futura superará la importancia del final o simplemente resolverá el mismo problema narrativo con nuevos recursos?
Yo creo que no, que el final no morirá, que el final sigue estando en los principios de la narración.

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