jueves, 3 de diciembre de 2009

De visita por las bibliotecas

Hace unos días concluyó el curso Conoce las bibliotecas. La idea surgió hablando con Ana sobre el enfoque que daríamos a un curso sobre Bibliotecas escolares. Recuerdo que hace 6 años di un curso en este mismo CEP en el que incluimos dos visitas a bibliotecas y que efectivamente, las visitas fueron muy apreciadas como forma de aprendizaje. En aquella ocasión, algunos de los participantes reconocía no haber visto nunca una biblioteca por dentro, hasta sus entrañas.
Y esto es lo que hemos hecho, meternos a veces en las entrañas de algunas bibliotecas interesantes.
Comenzamos con la presentación de modelos de espacio y servicios. El curso pretendía mostrar experiencias en la organización de los espacios y la prestación de servicios bibliotecarios, así que nos sirvieron dos bibliotecas de primaria (CEIP Nuestro Padre Jesús de Valenzuela y CEIP Federico García Lorca de Fuente Palmera) y una de secundaria (IES Averroes de Córdoba).








Luego comenzamos las visitas propiamente dichas. Debo aclarar que la visita a la que todavía considero mi biblioteca, fue empeño de Ana, y claro, no me podía negar. Me resultó extraño ir al Instituto cuando estaba vacío -la presentación fue por la tarde- pero al menos pude saludar a las limpiadoras, que es un grupo de lo más simpático, y a algunos compañeros y compañeras que andaban dando clase en el nivel de adultos.

Biblioteca IES Francisco de los Ríos

Si la mía fue una muestra de secundaria, la de Jesús Linares, en el CEIP Laureado Capitán Trevilla, fue la muestra de primaria. Inserto aquí un álbum de la presentación de su biblioteca al alumnado, con presencia de su mascota, blandita. Lamentablemente no pude estar presente en esta visita porque me coincidía con otro curso en Córdoba.



Los dos platos fuertes quedaron para el final: una biblioteca pública y una universitaria. La visita a la Biblioteca municipal central de Córdoba en Lepanto fue extraordinaria. La conversión de los barracones de antiguo cuartel en biblioteca y centro cultural es desde luego una auténtica metáfora de la evolución de nuestro país. Rafael Ruiz, el director de la Red de Biblioteca Públicas de Córdoba, nos acompañó como hace tiempo en el recorrido. Desplegó su papel de cicerone con todo tipo de detalles desde la misma fachada de acceso, hasta los entresijos del sótano con el taller y el depósito. Algunos de los que por ahí estaban no hacían más que mandarnos callar, pero nosotros sólo teníamos ganas de comentar todos los detalles, que no se nos escapara ninguno.



Detalle interesante de los comentarios de Rafa constituyó el análisis que hizo sobre los efectos de los estudiantes en las bibliotecas públicas. Efectivamente, tienen un comportamiento colonizador y acaparador, de manera que observaron que cuando la biblioteca amplió su horario para prestar un servicio como sala de estudio más amplio, descendió el número de préstamos porque la biblioteca fue -digamos- tomada por los estudiantes que no acuden a ella para "leer", sino simplemente para "estudiar".
Similar situación encontramos en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Educación, en la que podríamos pensar que al tratarse de una Universidad es normal que se convierta en una biblioteca "tomada" por estudiantes. Sin embargo, no es sólo por estudiantes universitarios, muchos de los estudiantes que asisten -como otros usuarios, no estudiantes- no son universitarios, sino opositores de variadas pruebas públicas que buscan un sitio tranquilo para estar en comunidad.
Esta dualidad de lectura de estudio y lectura recreativa resulta curiosa, por cuanto parece que las bibliotecas públicas y universitarias acogen en sus salas a lectores de estudio casi exclusivamente, mientras que el lector de afición acude sólo para el préstamo, pero no para usar la sala como estancia de lectura. Esto naturalmente en términos estadísticos o de tendencia. Obviamente, hay una cierta cantidad de usuarios fieles que no forman parte del grueso de estudiantes cotidianos, sino que acuden a tener un rato de entretenimiento en la lectura de prensa, por ejemplo. Curiosamente, hasta en la sección infantil pudimos ver a niños y niñas estudiando más que leyendo acompañdos de padres, madres o alguna persona mayor que los cuidaba.

La visita a la Bibliotea de la Facultad de Ciencias de la Educación, además de auténtico broche de oro, supuso para mí una más que agradable sorpresa porque no la conocía en absoluto. Nos soprendieron no sólo las instalaciones, sino sobre todo, la exposición, las colecciones especiales y cómo no, el sótano en el que además de unos almacenes en vías de recuperación tras una inundación, vimos la hemeroteca retrospectiva y las joyas del taller de restauración.



Daniel, su director, y Paqui, nuestra maravillosa guía, nos atendieron en todo momento con la ilusión y el orgullo de quien muestra su tesoro más preciado a una visita que sabe apreciarlo.
Y efectivamente, creo que los asistentes supieron valorar las bibliotecas, sobre todo a tenor de las respuestas que dieron en las evaluaciones donde se valora sobre todo el conocimiento privilegiado in situ. También nos pidieron más visitas; así que quedan pendientes para el año próximo.

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