domingo, 5 de julio de 2009

Apadrinamiento lector III: cuentos gigantes


Ya he hablado otros años de los cuentos gigantes que usamos al final de los apadrinamientos lectores. Todo el que los ve, dice lo mismo: ¡qué bonitos son! Y realmente es así. Aunque sean nada más que versiones a lo grande de cuentos infantiles, el mimo del trazo de las abuelas con sus lápices de colores y la dirección de Isidro, su maestro eterno, que tiene ya un extraordinario dominio, le dan a cada lámina un aire a la vez muy infantil y muy maduro.


Para los cuentos gigantes se forman grupos. Se trata de lecturas diferentes en las que cada grupo de alumnos y alumnas de 3º de secundaria lee un cuento a toda la clase de infantil de cinco años. Y no creáis que tiene poco trabajo, porque realmente este año se afanaron: ensayos, atrezzo, vestuario, voces, guiones...

Y luego la excursión al colegio de al lado con el caballete, las láminas, los cartones, los globos, lo que fuera.
Nunca pensamos que las cabezas de cartón de una jirafa o una vaca iban a tener tanto éxito, pero lo cierto es que al final de la lectura se las disputaban.


Y no todo son cuentos, también leen adivinanzas y rimas. Para las adivinanzas prepararon hasta coreografías. Estas chicas y chicos van para animadores de campamento (o de biblioteca, quién sabe).



Naturalmente no todo el mundo nos mira con buenos ojos. Cuando pasa la gente por la biblioteca en los ensayos, ve y escucha cosas poco comunes para el silencio sepulcral bibliotecario: chicos y chicas recortando cartones, coloreándose la cara, dando palmadas y porrazos, bailando, leyendo a gritos cuentos infantiles...

Estos están locos. La enseñanza ha perdido su rumbo. Las bibliotecas ya no son lo que eran. Pero claro, esos son los que no saben nada de las fábricas: las fábricas siempre hacen ruido, y las bibliotecas también son fábricas de palabras, y las palabras y las fábricas, las dos cosas hacen ruido.



Pero lo que más ruido hace, lo que más ruido, mucho, mucho...


... son las risas. Porque mira que nos hemos reído, mucho, pero mucho, mucho.

2 comentarios:

  1. Tus imágenes y tus palabras rezuman las emociones vividas.
    Felicidades, Miguel.

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  2. Y hubo muchas, sin duda, incluido el fracaso: algún día el grupo volvió un poco desanimado, insatisfecho de su actuación, y me costaba animarlos. Hasta ese día me pareció fantástico porque evidenciaba el empeño que le habían puesto y su propio sentido de la responsabilidad. Sea como sea, es sin duda una experiencia inolvidable. (Y divertida, por supuesto)

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