La sesión de hoy del Congreso Leer.es ha sido tan larga que no podré dar noticia pormenorizada de ella. Prometo dedicarme posteriormente cuando tenga tiempo a enumerar al menos las propuestas más interesantes, y sobre todo: operativas.
En general, después de las cuatro mesas de hoy y la de ayer, uno tiene la duda sobre si en este Congreso se sabe lo que es una pregunta, porque ni los ponentes han respondido a veces a la pregunta que se les hacía, ni los asistentes han formulado preguntas en sus turnos (sino que se han dedicado a realizar exposiciones meritorias para ocupar un lugar en la mesa). Así las cosas, aunque ha habido gente que ha cumplido su papel a la perfección y han explicado su respuesta a las cuestiones con claridad y brillantez, otros por el contrario se han ido por los cerros de Antequera (como diría aquel alumno) y ¡salga el sol por Úbeda! Los asistentes no han estado más finos, pues en lugar de disciplinada y educadamente reducirse a la formulación de una o varias preguntas concretas, han preferido lanzar la perorata -muy importante, no lo niego- en lugar de dejar que las respuestas pudieran poner orden y más compañeros y compañeras tuvieran oportunidad de participar.
Esta falta de disciplina en el procedimiento oral congresual indica también cuál es el problema de la formación: que siempre mira hacia fuera y nunca o poco, mira hacia sí misma. Y poniendo soluciones a los problemas de la expresión y comprensión del alumnado se tiraban por tierra las expectativas de asistir a un debate ordenado y clarificador -que no unificador- siempre en un tris de morir despedazado.
Aun así, el día ha dado maravillosas intervenciones e incluso exclusivas sobre los planes del Ministerio de Educación de España (de las que hablaré en otro artículo).
No cabe duda de que la calidad de los ponentes y el interés de los temas ha mantenido un interés mermado sólo por la frutración del desvarío. Hemos reflexionado sobre leer para aprender, los planes de lectura , la formación del profesorado y las evaluaciones de la competencia lectora: ¿se podría ser más ambicioso? Muchísimas ideas han volado por la sala y no es que lo eche de menos, pero ¡qué gran ausencia de críticas a la Administración de políticas educativas! Sólo el público ha podido plantear la iniciativa de criticar en algo a la Administración política. Y eso que hay que reconocer la valentía y sensatez de Miguel Soler, en este caso su alto representante, que no sólo da la cara, sino la palabra. Es que incluso si hubiera habido una crítica más habría sido de él que del resto de ponentes, lo cual es sorprendente. Por contra, ha ocurrido algo poco usual: una gran crítica al profesorado y a su profesionalidad (que no le viene mal, que muchas veces se tiene miedo de criticarlo por populismo).
Así que a pesar de aceptar que la crítica al profesorado es un mérito, no creo que pueda ponerse en el mismo platillo de la balanza la ausencia casi absoluta de crítica política -directa y operativa, no condescendiente- . ¿A qué se debe? Bueno, jugaban en su casa -el Congreso está organizado por el Ministerio- y es lógico que por educación no afloren las críticas. ¿Sí?¿Será eso? Porque el problema es si esa ausencia es la causa o el efecto de estar en casa del Ministerio. Las críticas pueden llenarse de tibieza porque estamos en su casa o es que estamos en su casa porque las críticas se han llenado de tibieza.
Y todo esto en un contexto en que las críticas se aceptan mal: las aceptamos mal los profesores y profesoras y peor las acepta la Administración política, que parece siempre verlas como un acoso y derribo. No me atrevería a decir cuál es la causa de esta que es simplemente una impresión mía, pero también prometo que dedicaré a este tema otro artículo porque hay cosas -algunas sí- que no se pueden callar.
En mi humilde opinión, el sistema no tolera demasiado bien la crítica y siempre es preferible q alguien haga de chivo expiatorio, en este caso los docentes. Q no son del todo culpables, porque es el mismo sistema el q pone el listón de su preparación para ejercer el magisterio.
ResponderEliminarSi antes un maestro era un auténtico humanista q sabía de todo un poco y esto era trampolín para su autodidáctia (no sé si se dice así) en distintas materias por pura afición y gusto, no sólo por el tipo de bachiller q le cimentaba culturalmente, sino por el currículum de materias de la carrera q había estudiado, hoy día, los docentes (me refiero a los de primaria, pero tb podría referirme a los licenciados q parten del mismo bachillerato y ESO sesgados a la mitad q los q pasaron por anteriores planes de estudios)parten de una preparación y vocación a la docencia mermada o nula (salvando honrosas excepciones)y donde la afición a la lectura es algo q no sienten como propio y por tanto difícil de comunicar. Imposible tener credibilidad si lo q comunicas no te lo crees a pies juntillas.
A lo q iba, es la administración la q se ha relajado en las exigencias en cuanto a preparación se refiere en las carreras dedicadas a la docencia (en una oposición antes se pedía un comentario de texto y la resolución de un problema de nivel universitario y ahora sólo se exige una programación, q tb, pero no creo q sea suficiente), así pues, q no echen balones fuera, q entonen el "mea culpa" y vayan remediando, porq esto es ya un barco q hasta los q mandan son analfabetos, no hay nada más q ver el panorama político q tiende la mano al sector ladrillil y todo lo q le rodea.
Dsd mi punto de vista es muy importante q desde los primeros cursos de primaria se haga un ratito cada día de lectura silenciosa en donde el maestro o maestra instruye en el placer del silencio mientras te sumerges en las historias de los libros q entonarán la melodía q llene ese silencio, y así poquito a poquito, tendremos buenos lectores. Mis hijos se aficionaron a la lectura aún antes de saber leer (tenían sus libros de dibus q interpretaba a su gusto mientras te lo relataban señalando con sus detitos), pues nos veían a su padre y a mi siempre con un libro en las manos y ellos consideraban q eso debía de ser por tanto gratificante y así lo sentían. Pues, digo yo q la misma imagen debiera repetirse en la escuela. y supongo q los resultados a largo plazo, en el primer ciclo de Secundaria, debieran ya de notarse satisfactoriamente.
un saludo profesor, y disculpe si me alargué demasiado.
Yo te disculpo lo que quieras, faltaría más.
ResponderEliminarEn lo de la formación, llevas razón. A veces me hace gracia que se quejen de la formación de la cual son responsables y por la que no hacen nada para cambiar.
Ya voy comprendiendo eso de tu amigo que comentó: cómo vas a tener blog, con estos comentarios no te debe quedar tiempo.